Barraquer es el encargado de introducir una
nueva técnica que consiste en la colocación de 'chips' en la retina a
personas ciegas o con baja visión. La investigación en materia
oftalmológica avanza a pasos agigantados y la quimera de devolver la
visión a las personas con ceguera es ya una realidad. Al menos en lo que
respecta a pacientes con Retinosis Pigmentaria. Y prueba de ello es que
a partir del mes de Enero de 2014, el Centro Oftalmológico Barraquer ha puesto en marcha una nueva técnica, pionera en España, que facilita lo
que se ha denominado como visión artificial.
Consiste en la
implantación de 'chips' en la retina mediante implantes maculares a
pacientes ciegos o con baja visión a consecuencia de la Retinosis
Pigmentaria. Ésta es la patología más frecuente de degeneración
hereditaria de la retina y consiste en una alteración de los genes, lo
cual produce degeneración y muerte celular o apoptosis de los
fotorreceptores –células de la retina-, de los bastones –responsables de
la visión del campo periférico- y en un estadio más avanzado, de los
conos –visión central, ocasionando así ceguera.
La empresa Second Sight, diseñadora del implante
Argus II, ha confiado al doctor Jeroni Nadal, coordinador de la Unidad
de Vítreo–retina de Barraquer y único doctor acreditado en España para
llevar a cabo este tipo de intervención, el desarrollo de esta técnica
en nuestro país. «Es un primer paso importantísimo, que permitirá a
personas con ceguera total o visión muy reducida recuperar su autonomía,
incrementar su visión, aunque es cierto que nunca podrán realizar
actividades como leer o ver la televisión», señala el doctor Nadal,
quiena demás recuerda que «ésta es una técnica en constante evolución
porque el software se puede ir mejorando».
El sistema basado en la
implantación del Argus II reproduce el mecanismo de la visión humana.
Así, el implante va unido a una cámara de vídeo de alta definición
externa en miniatura que se encuentra en las gafas del paciente que
capta una imagen.
Ese vídeo se envía a un minúsculo ordenador que
lleva el paciente y que procesa la información para a continuación
transmitir las instrucciones de forma inalámbrica al implante.
A
partir de ahí, entra en acción el chip, que convierte las señales en
pulsos de electricidad, los cuales estimulan directamente las células
sanas de la retina, ignorando a los fotorreceptores dañados de la
mácula, y éstas transmiten la información al cerebro a través del nervio
óptico. Así, el paciente podrá identificar objetos, formas, luces y
contornos, lo que en muchos casos le devolverá autonomía.
El principal handicap de esta intervención, que
tiene una duración aproximada de tres horas y media, no es su índice de
riesgo, que es muy bajo al situarse por debajo del 1 por ciento, sino el
coste, que asciende a los 100.000 euros. Aunque como señala el doctor
Nadal, «ya hay muchos pacientes interesados» y «trabajaremos para
encontrar medios para costear estas operaciones».
Por otra parte,
la recuperación también es un duro obstáculo a superar por el paciente,
que durante los dos siguientes meses a la operación deberá someterse a
un estricto entrenamiento para aprender a interpretar las señales que su
cerebro recibe de los 60 estimuladores de los que consta el dispositivo.
A
dia de hoy, las personas que pueden someterse a esta técnica son
pacientes con Retinosis Pigmentaria que hayan perdido visión en los dos
ojos, con el nervio óptico en condiciones de funcionamiento, que se
encuentre en fase de percepción luminosa y que en su infancia tuvieran
una visión total. Pero también puede ser una herramienta útil para
devolver la visión a pacientes con otras enfermedades que afectan a las
capas externas de la retina. De hecho, también han sido tratados con
éxito casos de enfermos por Stargardt y en un futuro podría usarse en el
tratamiento de la degeneración macular asociada a la edad de tipo
atrófico o seca.
Fuente: Periódico La Razón 16 de Enero de 2014